En un comienzo, en los ochentas, cuando nuestra sociedad limeña aun conservaba las buenas costumbres y las mejores apariencias en público, el trabajo de cocinar era delegado tanto a las mujeres, sea de la edad que sea, y a la servidumbre.
Entonces, hombre que cocinaba era tildado de amanerado, y lo ridiculizaban ni bien se ponía el delantal para la faena culinaria. Aun así, a lo largo de nuestra republica, ha existido un gran número de restaurantes regentados por varones, a quienes se les atribuían cualidades de sabor que se presumían como genes provenientes de la madre.
Los primeros cocineros profesionales fueron apareciendo en lima. Los hijos de las grandes familias burguesas de la ciudad regresaron a Perú escandalizaron el ambiente, no solo abriendo espacios para que los jóvenes revaloren el arte del deleite, sino porque introdujeron un nuevo mestizaje a la comida peruana, estilizándola en algunos casos, y llevándola a extremos de popularidad mundial.
Tanto ha sido el "boom" de la cocina peruana, que hoy en día existe mayor numero de escuelas profesionales de cocina en el Perú que en cualquier parte de América latina. Los jóvenes que egresan de la secundaria, en vez de optar por carreras clásicas, como derecho, economía o la medicina, van en busca de caminos nuevos, oficios que implican un entrecruce de disciplinas, como la psicología y la lógica con el trato al cliente, donde el ejercicio profesional es mas audaz y sobretodo rentable.
Actualmente, hay en nuestras ciudades mas importantes una serie de restaurantes que marcan la tendencia moderna de lo que se llama “el buen gusto” culinario. Lugares donde el espacio arquitectónico, el aroma y el color van de la mano para una perfecta armonía que va con un solo objetivo: el sentirse bien, un ambiente agradable, una buena comida; en términos generales un maridaje perfecto.
Las escuelas de cocina proporcionan los elementos. Esta en los jóvenes que creen en nuestro potencial como país, en darle el profesionalismo del caso.
Muchos peruanos ya triunfan merecidamente por su creatividad y fe en el éxito. Los cocineros peruanos son de los más cotizados y muy bien vistos en la escena mundial.